La influencia de la luz en la vida

Una revolución científica

Los conocimientos que hemos adquirido recientemente sobre la manera en que la luz afecta a nuestro reloj biológico han revolucionado la industria de la iluminación. Y el comienzo de todo ello es un relato sobre ratones y seres humanos.

Una revolución científica

La magia de la luz

La pupila permite el paso de la luz. La luz se refracta en la córnea y el cristalino. Es entonces cuando obrará la magia. Una imagen genera en la retina del globo ocular centrada en la fóvea, el área que gestiona los colores y la nitidez de la visión. La retina consta de células fotorreceptoras, conos y bastones que juntamente convierten la luz en imágenes. Los bastones son las más sensibles a la luz que se usan para ver en la oscuridad, pero no pueden distinguir entre diferentes colores. En cambio, la visión del color está controlada por los conos que requieren más luz y están disponibles en tres variantes diferentes sensibles a la luz en el espectro rojo, verde y azul. El modo en que la luz nos afecta a nivel visual, es decir a la vista, ha sido objeto de muchos estudios. También hemos asumido que la cantidad de luz que se proyecta en el ojo también afecta nuestro ritmo circadiano. ¿Pero cómo encaja todo ello? Nadie lo ha sabido realmente.

La célula de luz diurna "secreta"

El investigador David Berson fue uno de los que se preguntó sobre dicha interrelación. Desde largo tiempo se sabía que los ratones estaban tenían una célula especial en el ojo que registraba la luz del día. ¿Cabía la posibilidad de que el ser humano tuviera un algo similar? ¿Células sensibles a la luz del día que complementaban los otros elementos receptores del ojo? Berson y su equipo comenzaron a buscar en esa dirección, y en 2002 encontraron lo que estaban buscando. Una célula que era sensible a la luz blanca, es decir la luz diurna y que estaba oculta en la retina del ojo. Esta era la relación desconocida hasta la fecha que demostraba del vínculo entre la luz del día y el ritmo circadiano.

Una caja de conexiones muy avanzada

Durante casi dos décadas, los científicos creyeron que el receptor de la luz diurna era un sistema autónomo que se comunicaba directamente con la parte del cerebro que controla nuestro ritmo circadiano. Hoy sabemos que la realidad es mucho más compleja que eso. Conjuntamente constituyen los cinco fotorreceptores sensibles a la luz: (el receptor de luz diurna, los bastones y los tres conos diferentes que conforman una compleja red situada en la retina.

Este sistema se puede comparar con una caja de conexiones muy avanzada. La información sobre las longitudes de onda rojas, verdes y azules se canaliza hasta la luz a todo color que se encuentra con la luz blanca procedente del receptor de la luz diurna. Al mismo tiempo, la visión nítida y cromática se procesa con la visión periférica en blanco y negro. El sistema visual y el biológico están así vinculados en un avanzadísimo mecanismo. Seguidamente, la cantidad y la calidad de la luz tratada se envían a nuestro sistema hormonal, el cual regula la producción de la hormona del sueño la melatonina y la hormona del estrés el cortisol.

La relación entre el paso de la luz en el ojo -tanto la diurna como la eléctrica- y el ritmo circadiano humano se puede estudiar de múltiples maneras. Físicamente, a través de la medición de los niveles hormonales de las personas y psicológicamente a través de entrevistas y observaciones. A partir de estudios empíricos comprobados, podemos crear una iluminación que contribuya a mejorar el ritmo circadiano y haga que la gente esté más alerta y contenta.

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