Los siete fundamentos de la luz
En 2002, Anders Liljefors, profesor emérito del KTH Royal Institute of Technology y la Universidad de Jönköping, destiló la esencia del diseño de iluminación en siete principios que siguen orientándonos a la hora de definir la percepción que tenemos de nuestros entornos y la manera en la que les damos forma.
Tender puentes entre ciencia y luz
SAR/MSA y profesor emérito en el KTH Royal Institute of Technology y la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Jönköping, Anders Liljefors ha sido pionero en la comprensión de la relación entre la luz y la experiencia humana. De 1984 a 2002, desarrolló y dirigió el programa de diseño de iluminación en la KTH School of Architecture, tendiendo puentes entre el conocimiento científico de la visión humana y la iluminación arquitectónica.
Liljefors presentó los siete fundamentos del diseño de iluminación en su compendio de 2002 Visual Evaluation: Methods for Visually Inspecting Lighting (Evaluación visual: métodos para inspeccionar visualmente la iluminación). Estos principios proporcionan un marco para evaluar el papel de la luz en la forma en que percibimos los espacios, los objetos y las texturas.
A menudo damos por sentado la forma en que la luz influye en lo que vemos, sin tener en cuenta su profundo impacto en nuestra experiencia visual y emocional. Comprender estos efectos nos permite crear soluciones de iluminación que no solo satisfacen las necesidades funcionales, sino que también mejoran nuestros entornos estética y emocionalmente. A continuación se muestran los siete fundamentos que orientan la creación de soluciones de iluminación eficaces.
Nivel de luz
La interacción entre la luz y la oscuridad define nuestra percepción del brillo de un espacio. Establece el tono para la actividad y el descanso, influyendo en nuestro estado fisiológico y estado de ánimo. El nivel de luz debe alcanzar un equilibrio que complemente el propósito del espacio al tiempo que garantiza comodidad y funcionalidad.
Deslumbramiento
El deslumbramiento interrumpe nuestra experiencia visual cuando los contrastes de brillo superan a lo que nuestros ojos pueden adaptarse cómodamente. Resulta fundamental colocar y angular cuidadosamente las fuentes de luz para minimizar el deslumbramiento, garantizando tanto la comodidad como la facilidad de uso en el espacio.
Sombras
Las sombras añaden dimensión y claridad a nuestro mundo visual. Definen la textura, la forma y la profundidad a través del contraste entre las áreas claras y oscuras. Tanto si son nítidas como difusas, las sombras pueden mejorar la estética de un espacio y orientar el enfoque del observador.
Reflejos
Los reflejos se producen cuando la luz rebota desde las superficies, lo que enriquece la complejidad visual de un espacio. La calidad de los reflejos varía en función de la textura de la superficie: las superficies lisas crean reflejos nítidos y definidos, mientras que las más ásperas difuminan la luz y logran un efecto más suave. Aprovechar los reflejos con cuidado puede crear unos efectos visuales y unas capas espectaculares.
Distribución de la luz
La distribución de la luz determina cómo se distribuye la luz en un espacio y da forma a nuestra experiencia. La posición y el tipo de fuente de luz interactúan con la arquitectura de la sala para crear profundidad y carácter. Un espacio de trabajo, por ejemplo, exige luz homogénea y funcional, mientras que una tienda minorista se beneficia de una distribución más dramática para resaltar elementos específicos.
Color de la superficie
La luz interactúa con los colores de la superficie para dar forma a como los percibimos. La luz natural sirve como referencia innata para la reproducción cromática, pero la iluminación artificial puede alterar drásticamente el aspecto de una superficie. Un diseño de iluminación cuidadoso considera esta interacción para preservar o mejorar la estética prevista de un espacio.
Color claro
El color de la luz es una consideración técnica y emocional, formada por su composición espectral y cómo interactúa con el espacio. Aunque las preferencias por el color de la luz son muy subjetivas, lograr el tono adecuado es crucial para crear entornos que se sientan acogedores, energizantes o serenos.
Este marco nos invita a replantearnos la iluminación no como una idea técnica posterior, sino como una parte integral del diseño que influye profundamente en cómo percibimos, habitamos y conectamos con los espacios que nos rodean. Los principios de Liljefors siguen siendo una piedra angular del diseño de iluminación moderno, que orienta a los profesionales en su búsqueda de una buena luz que realmente mejore la experiencia y el bienestar humanos.